Las palabras



Las palabras son niño huérfano,
Una bocanada tosida,
No-eres-tu-soy-yo,
No soy yo, ni nadie.

Las palabras son una tarde lluviosa
Y tu cara de pregunta suspendida
Queriendo naufragar dulcemente en el hasta pronto,
Mientras abandonas el barco.

Las palabras son un humo de sabor amargo,
Masticar 30 veces antes de tragar
Y tu ausencia como condimento
para construir un puente que termina en ningún lado.

Las palabras son promesas de futuro muerto
cuando salen de una boca de mármol,
y también son flores para decorar lápidas
y carcajadas anacrónicas de plañideras.

Las palabras son un agujero negro
y una anciana bordando un mantel para cubrirlo,
un intento infantil y discordante
para no caer en el olvido.

Las palabras no son lo que pensabas, querida,
y al final de cuentas terminan pareciéndose tanto,
que las palabras tienen tus ojos
cuando los cerrabas para entregarte al beso.

Las palabras son un proyecto de cadáver
cuando la guerra no quiere ser peleada
y cuando tu boca se niega a la pelea del deseo
y cuando tu nombre se rehúsa al adverbio.

Las palabras no son nada,
porque así lo determina tu temor,
y no seré yo quién pelee con tus demonios,
Tratando de aferrar las hojas al calendario volátil.

Y yo que pensaba que tenía muchos miedos,
y tu que pensabas que conocías todo el diccionario.

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